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jueves, 17 de septiembre de 2009

La Casa del Rey Salomón


El anillo del Rey Salomón y… nosotros
Cuenta la leyenda que el Rey Salomón, hijo de David tenía un anillo mágico que lo llenaba de felicidad.
Hay una casa de tres plantas con patios, dos entradas que aunque cerradas por la inseguridad, están siempre abiertas como invitando a entrar sin anunciarse y cuyas paredes encierran muchas historias de coraje, luchas y vuelos hacia el conocimiento.
Retomando la leyenda, aquel anillo le permitía a Salomón, el rey, tener relaciones hermosas con todos los que habitaba su reino.
Pero… a los que entraban y salían de la casa, eso los tenia sin cuidado, porque, aunque no habían heredado el anillo del Rey Salomón, igual se comunicaban de maravillas y… a veces no tanto.
Volviendo al rey Salomón se dice que enloqueció cuando perdió su anillo. Era su talismán preferido y sin él no comprendía lo que pasaba en su reino.
Pero todos los que frecuentaban la gran casa, a toda hora, desde la mañana hasta mucho mas allá del crepúsculo, eso los tenia sin cuidado porque muchos habían descubierto que su talismán era el de estar todos juntos y no separados (en la paradoja de que todos juntos son palabras separadas) y en todos los momentos se sostenían, y cuando no podían hacerlos solos siempre aparecía un invisible y hábil titiritero que los ayudaba a encontrar el revés de la trama, en los momentos mas difíciles, de desilusión, de haber perdido el coraje de continuar, de aparentemente haberse apagado la llama de la vocación…
Pero en la gran casa hay siempre una dimensión desconocida, en donde se encuentra, en algún recoveco el sentido mágico de ese anillo, que según la leyenda un día perdiera el rey Salomón y que cabe en un pensamiento y ayuda a germinar la verdadera historia cuando se nutre del polen que a nadie pertenece pero tiene la magia de desarrollar la conciencia de un nido que cobija, alimenta, desarrolla y enciende las pasiones.
Para todos los colegas que pasaron, están y vendrán, y para todos los alumnos que estuvieron, están y estarán con la certeza de que, en un resquicio de su corazón estará presente el sentido mágico de ese anillo que según cuenta la leyenda un día perdiera el rey Salomón.
Recreación de un relato del libro: “Jardines de Amapolas” de la autora juninense Silvia Elina Tacchino.
Leído por la fonoaudióloga Rosa Daua en el Acto del Día del Profesor

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