Del concepto de "Evaluación Institucional"

“Es un proceso por el cual se construye un juicio de valor sobre la institución como objeto o sobre un problema específico de la misma, a partir de cierta información recogida, con el fin de fundamentar dicha apreciación”.
Más precisamente, es una práctica organizacional que tiene como finalidad conocer y comprender “lo que pasa” en la institución y “lo que les pasa” a los sujetos que la habitan cotidianamente. Esta perspectiva de la evaluación institucional posibilita la comprensión del sentido construido por los sujetos -en tanto protagonistas que participan y deciden-, de sus interacciones y de sus prácticas dentro del contexto de los Institutos de Formación Docente. La necesidad de sostener esta fundamentación reposiciona la posibilidad del sujeto como actor de cambio, en tanto protagonista y decisor. Esta última afirmación encierra una concepción del cambio e innovación centrada en la construcción de los sentidos que para los sujetos supone una perspectiva de transformación. Es dentro de la institución (cada ISFD) donde se puede gestar, a mediano o largo plazo, una propuesta genuina de cambio, si existen acuerdos mínimos para que la misma se lleve a cabo. Dicho de otro modo, ningún cambio educativo se concreta por fuera de la institución ni solamente desde un marco normativo que lo proponga o impulse.
Desde esa perspectiva la evaluación es una herramienta privilegiada para el fortalecimiento de las instituciones, en tanto reflexión de los sujetos sobre las prácticas de trabajo. Esta noción comprende, a su vez, pensamiento, creación, deseo, cooperación y praxis. El pensamiento se expresa en el ejercicio de la reflexión crítica sobre el hacer cotidiano. La práctica del pensar habilita, a su vez, la posibilidad de la creación, en tanto búsqueda permanente de alternativas que rompan con lo dado, que desnaturalicen lo obvio, que recupere la curiosidad por lo desconocido, que de vuelo a la libertad de imaginar que las cosas puedan ser de otro modo. Pero el pensamiento y la creación necesitan del motor del deseo que genere la implicación subjetiva que nos movilice a la acción, a la búsqueda, a lo abierto, a la aventura. La cooperación es otra de las características medulares del trabajo humano y como tal constituye la matriz de construcción de lo social. La praxis, por último, es el proceso por el cual en la experiencia vivida a través de acciones concretas cotidianas, el pensamiento, la creación, el deseo y la cooperación se combinan y se proyectan hacia un horizonte de transformación de lo real.
La evaluación implica complicarse en la comprensión de lo real, integrando el pensar, el sentir y el hacer, entendiendo la realidad como espacio posible de ser permanentemente transformado. En este sentido, la evaluación es una opción que se actúa en la acción cotidiana y constante que implica ser en el mundo, y en la lucidez que da la colocación frente a él y su devenir, en la lectura desnaturalizada de lo cotidiano, problematizando lo dado, buscando lo silenciado, lo no dicho, lo que subyace.
La evaluación institucional entendida, a su vez, como autoevaluación, supone tomar a la institución como objeto de análisis y al conjunto de los actores que la habitan como sujetos protagonistas del proceso. En este sentido, la evaluación de los Proyectos de Mejora es una oportunidad de aprendizaje organizacional para el fortalecimiento institucional. Su particularidad consiste en que su acción está focalizada en un recorte de objeto que es el Proyecto de Mejora que presentó la institución. Así, la apuesta consiste en aprovechar la oportunidad de autoevaluar dichos proyectos para extender la mirada al conjunto, dando cuenta de los efectos que en diferentes sectores pudiera haber producido, abonando el camino de instalación de una cultura de la evaluación institucional.(Documento de trabajo)
Autoevaluación de los Proyectos de Mejora
MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE LA NACIÓN
INSTITUTO NACIONAL DE FORMACION DOCENTE
PROYECTO DE MEJORA